El valle de Tena, de origen glaciar, se ubica en el curso alto del río Gállego, uno de los afluentes pirenaicos del Ebro más importantes. Es un espacio de media y alta montaña que responde a las expectativas que uno tiene cuando se acerca a este entorno privilegiado. No es objeto de este post hablar de rutas o de actividades en la naturaleza, sino de aquello a lo que hay que prestar atención cuando uno se deja envolver por la magia del valle. Paisaje, flora, fauna, geología, todo en el Valle impresiona.
La divisoria con el rio Aragón está formada por una hilera de cumbres graníticas que no descienden de 2.200 m de altitud, con la Peña Collarada con sus 2.883 m dominando el paisaje. La otra margen del río asciende paulatinamente hasta alcanzar las grandes cumbres pirenaicas, con el Pico Balaitous o Moro, que son sus 3.145 m forma parte de la Reserva de la Biosfera “Balaitus-Panticosa). El punto bajo de la comarca en Anzanigo se encuentra tan solo a 560 m de altura. Granitos, calizas y conglomerados, margas y areniscas conforman los materiales de norte a sur, que junto con la gran variedad de climas da una idea aproximada de los hábitats que se pueden encontrar en el valle.
Igual que en otros valles pirenaicos, el valle de Tena puede considerarse una encrucijada botánica, con una notable diversidad florística en donde es posible encontrar desde encinas hasta abetos y flores de las nieves. Todos agrupados en mas de 100 comunidades vegetales.
Comencemos por los bosques. Sorprende encontrar encinares en este valle, pero los hay. Pequeños bosquetes, respetados por los cultivos, que podemos ver en las zonas ventosas y en escarpes rocosos. Como acompañantes de la carrasca disfrutaremos de la presencia del boj, enebros y arces de Montpellier; aliaga y jazmín aportarán su nota de color en primavera, haciéndonos olvidar que estamos en un valle pirenaico.
Subiendo en altura, entre los 1.200 y 1.400 m, y prestando atención, podremos encontrar formaciones relecticas de quejigos mezclados con boj. Espino albar, genistas, endrinos y aligustres son el sotobosque habitual de estas escasas formaciones.
Si seguimos ascendiendo encontraremos pinares de pino silvestre, fácilmente reconocible por su corteza anaranjada. En las umbrías, este pinar soporta unos suelos cubiertos por una densa alfombra de musgo, junto con los omnipresentes boj y enebro, y buscando entre los pinos podremos encontrar frutos del bosque como arándanos y endrinos. En las solanas, por lo general territorio de las calizas, el cortejo estará formado por uva de oso, jacintos y erizón o cojín de monja.
En la solana de Monrepos encontraremos la masa de pino laricio autóctona de la península, subespecie salzmannii, muy afectada por ataques de procesionaria, aunque en vías de recuperación.
Demos ahora un paseo por algunos de los desfiladeros fluviales para deleitarnos con la variedad casi infinita de combinaciones que nos ofrece el denominado bosque mixto. Avellanos, olmos de montaña, tilos, serbales, cerezos silvestres y sauces, aparecen solos o mezclados con hayas, fresnos, abedules, chopos e incluso pinos, abetos y tejos. Perderse en estos bosques es entrar en un entorno que no nos dejará indiferente. Si conseguimos llegar hasta el arroyo juguemos a identificar los distintos sauces que estabilizan sus márgenes, y ya puestos, tratemos de encontrar al espino amarillo (Hippophae rhamnoides), arbustillo que podemos confundir con un olivillo y que está citado en varios cauces del Valle de Tena.
Pero sigamos subiendo. Entremos en el dominio de los abetos y las hayas. Los encontraremos formando abetales en suelos frescos y profundos, en zonas luminosas o hayedos, en las zonas más brumosas. O mezclados, con el abeto por debajo del haya. En estos bosques, cerrados, de densa sombra, tan solo veremos herbáceas. Es en las zonas mas claras donde el boj (como no) se abre paso; y junto a él, helechos y laureolas.
Por encima de ellos, si continuamos la ascensión, entre los 1.600 y los 2.200 m, el pino negro reclama nuestra atención. Capaz de soportar temperaturas muy bajas y periodos prolongados de innivación, ha visto como su hábitat natural se vio reducido por el hombre para generar pastizales de altura para el ganado. Capaz de medrar tanto en suelos calizos como siliceos, es su cortejo el que cambia, indicándonos el tipo de suelo sobre el que andamos. Si encontramos rododendro entonces no tendremos dudas de que andamos sobre suelos acidificados, mientras que si encontramos gayuba o uva de oso entonces los suelos serán calizos.
Pasaremos sin detenernos en los matorrales para alcanzar la zona de pastos. Hasta el límite del bosque (aproximadamente 2.200 m), la mayor parte de los pastizales tuvieron su origen en la eliminación de la vegetación arborea, tanto por presión ganadera como para generar carbón o leñas. Hasta 30 tipos distintos de pastizales tendríamos que ser capaces de encontrar. En las zonas mas bajas, estos pastos más secos pertenecen a la serie de la carrasca. Por tanto, tendremos que buscar junquillo (Chunqueta) y lastón.
Por encima, los puertos de verano, pastos densos que apenas notan la sequía de verano, agrostis, festuca y trébol de montaña. Mas arriba, cervuno y regaliz de montaña nos indican que la nieve permanece más tiempo en el suelo.
Finalmente, en lo alto de la cresta que acabamos de coronar, cercanos ya a los 2700 de altura, y antes de deleitarnos con el paisaje que abre ante nuestros ojos, prestemos atención a las pequeñas manchas que abren paso en el roquedo. Diminutas manchas verdes que sirven de alimento para los herbívoros que pueblas estas altitudes.
Descansemos. Cerremos lo ojos y disfrutemos de este oasis, de este pequeño paraíso que es el Valle de Tena. Respiremos y llenemos nuestro cuerpo y nuestra alma de la ansiada paz que, como urbanitas irredentos, vamos buscando en cada una de nuestras salidas.
De vuelta, recordemos cada uno de los hábitats que hemos visto en nuestra subida, grabemos en nuestra mente todo lo que hemos visto. Y de paso, revisemos que no dejamos huella. Contribuyamos a que este entorno continue siendo uno de los lugares más bonitos de España.
(Postdata: los nombres de todas las especies son nombres vulgares, para no aburrir. Una buena guía de plantas, o incluso cualquiera de las múltiples aplicaciones del teléfono que con una foto identifican la planta, calzado adecuado y agua es lo que necesitas para disfrutar de un paseo por el valle).