En un valle escondido, en la Garcipollera, tenemos uno de los paseos mas fáciles y bonitos que podemos hacer en familia. Dejando el coche en Villanovilla cogemos una pista forestal hacia la ermita de Santa maría de iguacel. Es un paseo de 10km (ida y vuelta) que se hace en poco mas de dos horas. Con un suave desnivel de 230metros. Es factible para todas las edades.
La iglesia del antiguo monasterio de santa maría de Iguacel se encuentra al fondo de un escondido valle, en la Garcipollera. Su construcción se inicia por orden del Conde Galindo, un importante señor aragonés de entonces, entre los años 1040 y 1050 aunque habrá que esperar al año 1068 para contar con la primera referencia documental sobre el templo. Después de su muerte, y heredada por su hijo el conde Sancho Galíndez la iglesia fue remodelada al gusto de su nuevo dueño, muy cercano al de la catedral de Jaca, como se aprecia en la inscripción que se encuentra en la parte superior de la portada. Se data el final de las obras en 1072, año en el que se acabaron las obras de remodelación que se hicieron siguiendo los gustos de la corte jaquesa, sustituyendo la puerta oeste por un pórtico jaqués con tejaroz sostenido por canecillos y una importante inscripción bajo ellos que data la iglesia y a sus autores En 1080 la iglesia fue donada al monasterio de San Juan de la peña. Entre los siglos XIII y XV se construyó la torre, adosada al lado norte del templo. Más tarde se instaló una pequeña comunidad de monjas cisterciense que permaneció hasta 1212, cuando se trasladarían a Cambrón donde los inviernos no eran tan duros, y al final la comunidad se trasladó al monasterio Cisterciense de Santa Lucía de Zaragoza.
El paseo se realiza por la llamada Selva de Villanua. Donde podemos contemplar paisajes majestuosos, las mas altas montañas y centenarios árboles. Y, en los días calurosos, podemos bañarnos en las represas del río Ijuez, que vertebra el valle.